Bonito lema éste del Batzoki de Algorta, verso de una poesía de Gabriel Aresti que todos hemos leído, con el que nos hemos identificado y que hoy se hace real en el barrio en el que habito, Andra Mari de Getxo.
Vivo en un caserío y junto con mi familia, al igual que otros muchos vecinos, nos dedicamos a actividades agrícolas. Algunos de ellos incluso poseen explotaciones ganaderas.(Sí Sr. Alcalde, para su sorpresa, hay vacas en Getxo).
Andra Mari es el origen del Municipio de Getxo, donde se ha conservado el euskera mientras en otras zonas colindantes hace tiempo se ha perdido. Un lugar en donde se ha vivido la tradición vasca agrícola transmitida de padres a hijos. Es ésta una zona de gran riqueza paisajística y medioambiental en la que coexisten espacios verdes naturales, áreas de explotación agraria y viviendas unifamiliares y constituye el último suelo sin construir del municipio. Uno de los pocos lugares de Getxo por donde se puede pasear y disfrutar de la vida rural.
A principios de verano, “buena fecha” si tenemos en cuenta la cuasi paralización de actividades, tuvimos conocimiento a través de la prensa de la existencia de un documento de adecuación del PGOU de Getxo al PTP del área metropolitana, plan éste que actualmente no tiene vigencia dado que no está todavía aprobado.
Como vecino afectado por el avance del Plan fui a solicitar información al Ayuntamiento y recibí la vaga respuesta de un “No sé, vayan al Aula de Cultura.” Ahí se encontraba expuesto a disposición ciudadana el citado documento, pero no había nadie que diera explicaciones. Finalmente, y tras pagar 140 euros a una empresa privada, pude conseguir la información correspondiente. Es decir, que si necesitamos una asesoria de la importancia de la que estamos hablando, tenemos que pagar nosotros mismos los documentos. Al parecer, el Ayuntamiento no tiene medios para ofrecer a los interesados una copia. Sin embargo, en época de elecciones sí hay presupuesto para inundar los buzones de propaganda política.
Pero sigamos. Una vez obtenida dicha información, pude comprobar, ante mi estupor que con la ejecución de este Plan, se pretenden construir nada menos que 8.400 viviendas, un parque tecnológico, unos inmensos viales, etc. Todo ello supone una gran inversión inmobiliaria, tal vez una de las mayores acometidas en la Comunidad Autónoma Vasca. Esto pondrá fin a la forma de vida tradicional de sus habitantes y tendrá un grave impacto social, económico y ambiental, tanto para los habitantes de la zona como para los ciudadanos que disfrutan de su riqueza paisajística medioambiental y de la cultura agraria.
Además, el avance de PGOU elaborado por el Sr. Zarraoa y su grupo de gobierno contempla el derribo del 75% de las viviendas existentes. Y cuando digo que lo contempla, es que así mismo viene indicado en el Boletín Oficial de Bizkaia. En una reunión mantenida con el Sr. Alcalde, el Concejal de Vivienda y el arquitecto encargado de elaborar el Plan, en la que acudimos numeroso vecinos alarmados por la magnitud urbanística, para “tranquilizarnos” se nos mostró expuestas en un panel las partidas previstas para indemnizaciones. En el caso que a mi en concreto me afecta, el sector de Martiturri, se preveía un monto de dinero para hacer frente al derribo de 32 viviendas. No puedo decir qué cantidad de vecinos formamos dicho sector pero no creo que haya muchos más. Esto es una base estimativa, podrían ser incluso más, aunque el Sr. Acalde, y a pesar de lo escrito en su informe, afirma en los medios de comunicación que “en lo posible, ninguna casa de la zona de Andra Mari será derribada en contra de sus vecinos”. Explíqueme sr.Alcalde y socios de Esker Batua “Berdeak” como se puede llevar a cabo un plan que prevé la llegada al barrio de Andra Mari de 24.000 personas respetando las viviendas).
Se pretende construir una ciudad sobre un pueblo que ya existe, con viviendas habitadas por generaciones. No se trata de un paramo castellano en donde hay grandes extensiones sin edificar.
¿Por qué este afán en derribar lo existente? La única respuesta que encuentro yo y muchos otros vecinos es que el Ayuntamiento de Getxo se pliega descaradamente a los intereses económicos de las grandes empresas especuladoras del suelo: Metrovacesa, Valle Hermoso – cuyas sedes centrales no están en Euskadi - Viviendas Vizcaya así como a otros constructores de menor enjundia pero con el mismo afán especulativo. Aquí hay un gran pelotazo urbanístico, no nos engañemos.
Mención aparte merece el partido de el Sr.Madrazo que, en unión con el Sr. Alcalde, apelan a la solidaridad con el resto de los pueblos vecinos que ya han agotado su suelo urbano y se contempla como única zona de expansión este municipio. Sí sucediera lo mismo con Getxo nuestros nietos nunca heredaran un barrio tradicional y pulmón ecológico del Municipio.
Para colmo, en esta nueva adecuación urbanística, descubro con asombro que el elitista campo de Golf de la Galea, situado también en el barrio de Andra Mari, con sus más de 60.000 m2 a disposición exclusiva de sus selectos socios y no del resto de los ciudadanos, es intocable. Su superficie equivale en tamaño al sector Martiturri, en el que está proyectado la construcción de 1.754 viviendas, parque tecnológico, viales y equipamientos. Descaradamente se observa en los planos expuestos por el nuevo Plan que toda la zona de Andra Mari está coloreada en variadas tonalidades excepto este reducto dedicado a los privilegiados, que se mantiene en blanco. ¿Por qué? ¿Forma parte de un modelo de desarrollo sostenible? ¿Acaso es un bien cultural a proteger?. Quizá sea para que los vecinos, al asomar nuestra nariz por la verja de separación del campo, veamos a la élite como practica el swing y el pat en el green. ¡Esto es cultura!.
En resumen Sr. Alcalde, Sr Madrazo ¿No creen que el futuro de un pueblo merecen más pausa, reflexión y participación y no las prisas actuales en aprobar el avance de PGOU antes de fin de año? Todos sabemos que el año que viene hay elecciones municipales y nosotros tengan por seguro que reflexionaremos sobre nuestro voto.
Lo más razonable sería buscar un desarrollo urbanístico racional y respetuoso con la singularidad de la zona, que regule armónicamente las actividades agrícolas y culturales, con la finalidad de impedir la quiebra del patrimonio natural y cultural y que tenga en cuenta a las generaciones futuras y no el interés económico del momento.
